En las ciudades de A Coruña y Madrid, un creciente descontento entre los propietarios de perros ha comenzado a tomar forma, convirtiéndose en un movimiento organizado que busca visibilizar una serie de problemas que afectan tanto a los perros como a sus dueños. Desde el mal estado de las vías públicas hasta la falta de áreas de esparcimiento adecuadas, los ciudadanos están alzando la voz y tomando medidas para exigir cambios.
Uno de los temas más alarmantes que ha surgido en las denuncias es la presencia de azufre en las calles. Este componente, que puede resultar tóxico, no solo representa un riesgo para la salud de los perros, sino que también pone en peligro a los niños y otros animales. Los propietarios han comenzado a documentar estos hallazgos y a presentar quejas formales ante las autoridades y en redes sociales, exigiendo una respuesta inmediata.
Adicionalmente, el comportamiento incívico de algunas personas ha llevado a situaciones más peligrosas. Se han reportado casos de adultos orinando en las calles y de individuos arrojando colillas encendidas al suelo. Estos actos irresponsables no solo son una falta de respeto hacia el espacio público, sino que han tenido consecuencias devastadoras: varios perros han sufrido quemaduras en sus almohadillas debido al contacto con colillas calientes. Los dueños de perros están cansados de ver a sus compañeros sufrir por la negligencia de otros y han comenzado a denunciar estos hechos ante las autoridades competentes.
En la localidad de Leganés, en Madrid, la situación se ha vuelto aún más tensa. Los residentes han salido a las calles para protestar contra el elevado impuesto de tenencia de animales, que consideran abusivo, especialmente en un contexto donde las instalaciones para perros son escasas y de mala calidad. Las áreas de esparcimiento son limitadas y, cuando existen, carecen de horarios adecuados para la suelta, lo que dificulta que los propietarios puedan disfrutar de momentos de juego y ejercicio con sus perros.
Más allá de la falta de áreas adecuadas, los propietarios también están alzando la voz en relación con el abandono de espacios verdes. Muchos árboles en parques y zonas de esparcimiento están en condiciones deplorables, doblados y, en algunos casos, infestados por la oruga procesionaria. Esta plaga no solo representa un peligro para los perros, que pueden sufrir reacciones alérgicas o lesiones al intentar jugar cerca de estos árboles, sino que también es una amenaza para la salud de los humanos.
La creciente movilización de propietarios de perros está comenzando a dar frutos. Al presentar denuncias ante los ayuntamientos y comunidades autónomas, están obligando a las instituciones a prestar atención a estas problemáticas que, aunque pueden parecer menores, afectan directamente la calidad de vida de miles de ciudadanos y sus perros.
Este fenómeno de activismo entre propietarios de perros es un llamado de atención a las autoridades para que tomen en serio las necesidades de los dueños de perros y trabajen para crear un entorno más seguro y amigable para todos. La colaboración entre ciudadanos y funcionarios públicos es esencial para abordar estas cuestiones y garantizar que tanto los perros como sus dueños puedan disfrutar de un espacio urbano más saludable y respetuoso.
Celia says:
Cada vez nos ponen más problemas para tener perros y es lo mejor que hay en este mundo
Susana says:
Una ciudad limpia y cuidada también significa e incluye áreas caninas, papeleras, zonas de juego…. para nuestros animales. Tienen sus derechos de poder caminar libremente sin sufrir heridas en sus patas o de pasear sin que haya vehículos subidos a las aceras.