La reciente catástrofe provocada por la DANA ha golpeado con dureza a la Comunidad Valenciana. Con más de 90 desaparecidos, la angustia de las familias se mezcla con el esfuerzo incansable de los equipos de rescate. En ese escenario desolador, los perros de la Sección de Guías Caninos de la Policía Nacional se han convertido en protagonistas silenciosos: trabajan con precisión, valentía y una capacidad sensorial única que los sitúa en la primera línea de la búsqueda de personas.
Detrás de cada rastro, hay un perro que olfatea lo invisible. Los cinco canes desplegados —Scottex, Niyun, Darwin, Ko y Ela— han sido entrenados específicamente para detectar restos humanos. Su olfato, capaz de captar partículas imperceptibles para el ser humano, se convierte en la herramienta más valiosa en terrenos devastados.
El oficial Manuel Cortés, guía de Scottex y con dos décadas de experiencia en la unidad, resume la magnitud del trabajo:
“Hemos encontrado, sobre todo en garajes y bajos de las viviendas”.
Esa frase revela el tipo de escenarios donde actúan: lugares anegados, oscuros y cargados de emociones que pesan tanto como el barro que pisan.
La DANA no solo arrasó viviendas y carreteras, también transformó el terreno en un desafío constante. Los perros han debido enfrentarse a aguas contaminadas, corrientes, gas metano que emerge de los garajes y el enemigo más silencioso: el fango. El barro espeso dificulta la propagación de los olores, pero, con el paso de los días, el propio proceso de descomposición humana favorece el trabajo olfativo.
En Massanassa, Scottex y Niyun fueron vistos a bordo de una improvisada balsa de palets para inspeccionar un garaje todavía inundado. Esa imagen refleja la capacidad de adaptación de estos animales, cuya formación les permite trabajar incluso en condiciones que ponen a prueba a los equipos humanos.
El despliegue comenzó el pasado 2 de noviembre. Desde entonces, cada jornada de búsqueda se organiza con precisión: sesiones de aproximadamente una hora por perro, evitando que la fatiga afecte a su rendimiento. La disciplina, el cuidado y el vínculo entre guía y animal son determinantes para que cada rastreo conserve eficacia.
Scottex, un labrador de seis años, es uno de los referentes de la unidad. Condecorado recientemente, su hoja de servicio incluye casos de gran repercusión, como la desaparición de Pablo Sierra o la búsqueda de Ana María Henao. Su olfato y su resistencia han hecho de él un símbolo del compromiso de la Policía Nacional en momentos críticos.
La labor de estos perros va mucho más allá de lo técnico. En cada hallazgo, en cada negativa o en cada pista que descartan, aportan respuestas a familias que viven con el corazón suspendido en la incertidumbre. Son, en esencia, un puente entre la desesperación y la verdad.
Scottex, Niyun, Darwin, Ko y Ela representan la resiliencia y el amor que define la relación entre perro y ser humano. Son héroes de cuatro patas que, con cada paso entre el barro, nos recuerdan que en medio de la tragedia todavía late la esperanza.
Susana says:
Gracias a su incansable ayuda y lealtad han ayudado en una catástrofe como esta. Son increíbles y siempre dispuestos a poner sus patitas al servicio del hombre para ayudar.