
En el universo del adiestramiento y la protección canina, pocos nombres resuenan con tanta fuerza como el de Eduardo Morales Perdomo, más conocido como Blas Aborigen Guanche. Criador, formador y especialista en modificación de conducta, Morales combina técnica, filosofía y respeto por la esencia del perro. Actualmente colabora con la unidad de intervención K9 Barcelona G.O.P. y dirige Tres Líneas Protección Dogs, un proyecto que ha redefinido los estándares del perro operativo.
Lo que me movió fue el compromiso con la verdad del perro, no la versión comercial ni la que busca likes en redes. Desde joven observé que muchos perros eran catalogados como “problemáticos” cuando en realidad eran víctimas de entornos incoherentes y humanos sin estructura.
No quise quedarme mirando cómo se perdía su esencia. Mi trabajo no busca “corregir” al perro, sino entenderlo y devolverle equilibrio, respetando su naturaleza.
En el ámbito operativo, me interesa el perro que piensa y actúa con propósito, no el que reacciona por reflejo. Formar un perro así exige algo más que técnica: requiere filosofía, lectura y respeto.
El mayor reto es separar la fantasía del operativo real. Muchos esperan un perro “superhéroe” de película, pero el perro funcional necesita equilibrio, no espectáculo.
Primero, hay que seleccionar bien: no todos los perros, por muy de presa que sean, tienen la estabilidad emocional necesaria. Segundo, hay que desintoxicar el adiestramiento deportivo, desmontar reflejos y construir criterio.
Y tercero, formar al guía. Un perro operativo sin un guía coherente no sirve. El perro responde a la claridad, no al ego. Mi lema es simple: entreno para la vida, no para el vídeo.
Empieza desde la selección genética y temperamental. Busco estabilidad emocional, capacidad de vínculo y autocontrol bajo presión.
Luego viene la desprogramación deportiva y la construcción del binomio. El perro y su guía deben entenderse, confiar y responder juntos.
El entrenamiento ocurre en escenarios reales, no en pista: con ruido, incertidumbre y presión. El objetivo es que el perro discierna cuándo actuar y cuándo contenerse.
No todos llegan al final del proceso, y eso está bien. Aquí no se vende funcionalidad: se forma, se prueba y se demuestra.
Más que un trofeo, es una confirmación de que el trabajo serio tiene peso. Significa que mi filosofía —funcionalidad real, vínculo auténtico y respeto por el perro— trasciende lo operativo y se reconoce institucionalmente.
Este reconocimiento me da fuerza para seguir sin ceder a modas ni al ruido comercial. Es un escudo frente a las críticas vacías y un impulso para continuar formando con rigor.
El campeonato nació para romper el molde. No quería otra competencia deportiva vacía, sino una prueba que valore la funcionalidad real del perro de protección.
Aquí no se premia la agresividad ni el show. Se premia el equilibrio emocional, el discernimiento y la contención.
El objetivo es recuperar la esencia operativa y crear una comunidad que entienda que un perro de protección no es un juguete ni un trofeo, sino un compañero con propósito.
Debe tener equilibrio emocional, capacidad de discernimiento, estructura física coherente y un vínculo sólido con su guía.
No se trata de fuerza ni de estética, sino de funcionalidad. El perro de protección debe poder convivir con su familia y, llegado el momento, intervenir con precisión y cabeza fría.
Su mayor virtud no es la mordida, sino la presencia serena.
Ha evolucionado en dos direcciones opuestas. Una hacia el espectáculo vacío, con perros excitados que trabajan para la cámara, y otra —más silenciosa pero firme— hacia la recuperación de la funcionalidad real.
Yo me sitúo en esta última. Entreno desde la filosofía, no desde el ego. Hoy más que nunca necesitamos perros que piensen, no que reaccionen.
La evolución real no está en los métodos nuevos, sino en filtrar lo que sirve y desechar lo que contamina.
Primero, desintoxicarse del ruido: redes sociales, gurús de fin de semana, vídeos virales.
Segundo, estudiar al perro antes que las técnicas. Tercero, buscar mentores que trabajen con propósito, no con marketing.
Y sobre todo, no tener prisa. La funcionalidad no se construye en semanas. Se forma con tiempo, vínculo y coherencia.
Si lo hacen por ego o moda, mejor no empiecen. Si lo hacen por respeto y vocación, entonces bienvenidos: el camino es duro, pero vale la pena.
Mi principal objetivo es consolidar el Campeonato 0.1 como una declaración de principios, no solo como un evento.
También desarrollo una estructura de formación certificada para guías y binomios reales, sin concesiones comerciales.
Sigo ampliando mi línea genética tradicional de perros de presa y trabajando en un libro que combine técnica, filosofía y humor.
Mi reto es mantener la esencia sin diluirla: en Tres Líneas no se vende funcionalidad, se construye legado.

Antonio Zorrilla Delgado says:
Una gran labor al difundir el trabajo de criadores, adiestradores y actividades del perro, por ello les felicitó
Susana says:
🐾🔥 ¡Cuando el adiestramiento canino se convierte en arte con propósito! La entrevista con Eduardo Morales Perdomo —o como muchos lo conocen, Blas Aborigen Guanche— es una auténtica clase magistral para quienes creen que entrenar perros es solo enseñarles a sentarse.
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