En una historia que parece sacada de una película de drama y aventuras, soldados de las fuerzas militares de Colombia se encuentran en una misión llena de esperanza y determinación: la búsqueda de Wilson, el perro rescatista que jugó un papel crucial en el rescate de cuatro niños indígenas perdidos en la densa selva amazónica. Estos niños fueron hallados después de 40 días, tras un accidente aéreo que los dejó solos y desamparados en un entorno hostil y desconocido.
Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado cuando Wilson, el valiente pastor belga malinois, rompió la correa que lo unía a su guía y se aventuró solo en la inmensidad de la selva colombiana, perdiéndose sin dejar rastro. Desde ese momento, su paradero se ha convertido en una incógnita que mantiene en vilo a todos aquellos que conocen su valía y su espíritu indomable.
A pesar de las dificultades y los desafíos que implica la búsqueda de un ser querido en un entorno tan vasto y salvaje, unos 70 uniformados, apoyados por dos perras en celo, se han dedicado en cuerpo y alma a la tarea de ubicar a Wilson en el departamento de Caquetá, al sur de Colombia. Mientras tanto, sus entrenadores en Bogotá mantienen viva la esperanza de que este noble can esté utilizando su instinto de caza y supervivencia para sobrevivir en condiciones adversas.
El soldado Elvis Porras, instructor canino de la Escuela de Ingenieros Militares donde se formó Wilson, confía en la fortaleza y preparación del perro: «Es un perro muy fuerte, muy bien formado, tenemos la confianza de que esté vivo todavía». Porras espera que el instinto ancestral de caza que posee Wilson, como descendiente directo del lobo, le permita encontrar el camino de regreso a casa.
Mientras tanto, en medio de la angustia por la desaparición de Wilson, los niños rescatados en la selva —Lesly, Soleiny, Tien Noriel y Cristin— han dejado un gesto conmovedor que revela la importancia que el perro tiene en sus vidas. Durante su recuperación en el Hospital Militar de Bogotá, realizaron un dibujo en el que se ve a un perro entre árboles, junto a un río, con la palabra “Wilson” escrita en negro. Este pequeño acto de gratitud refleja el lazo especial que se ha formado entre los niños y su fiel compañero de aventuras.
Antes de perderse en la selva, Wilson demostró su valía al guiar a la tropa hacia puntos clave para el seguimiento y localización de los niños. Edgar Fontecha, otro instructor canino de la escuela, destaca la habilidad y experiencia de Wilson en esta tarea crucial. El ejército y los familiares de los indígenas rescatados sospechan que Wilson fue el primero en tener contacto con los hermanos perdidos, lo que demuestra una vez más su destreza y dedicación en situaciones de emergencia.
En un esfuerzo por recuperar a Wilson y reunirlo con aquellos que lo admiran y aprecian, se ha incorporado la ayuda de dos perras en celo a la búsqueda. Aunque Wilson esté castrado, se espera que su instinto de supervivencia se active y lo lleve hacia las perras, en un intento de reunirlo con sus compañeros de búsqueda y rescatistas. El general Pedro Sánchez, quien lideró la operación de rescate de los niños y ahora dirige la búsqueda de Wilson, mantiene viva la esperanza de volver a ver al valiente rescatista a salvo junto a aquellos que lo necesitan.
En medio de la incertidumbre y la angustia, la determinación y el compromiso de los soldados de las fuerzas militares de Colombia en la búsqueda de Wilson nos recuerdan la importancia de la solidaridad y la lealtad, incluso en las circunstancias más difíciles. La historia de Wilson es un recordatorio de la fuerza y el coraje que pueden emerger en los momentos de adversidad, y de la esperanza que nunca debemos perder, incluso en medio de la oscuridad.
Mientras seguimos a la espera de noticias sobre el paradero de Wilson, nuestra esperanza y nuestro apoyo están con él y con todos aquellos que lo buscan incansablemente. Que su valentía y su espíritu indomable lo guíen de regreso a casa, donde lo esperan ansiosos aquellos que lo consideran no solo un compañero leal, sino un verdadero héroe. Que la historia de Wilson nos inspire a seguir luchando, incluso cuando la adversidad parece insuperable, y a valorar el papel fundamental que desempeñan aquellos seres que, en silencio, nos muestran el verdadero significado del amor y la fidelidad.
María Jesús Fernández Rey says:
Ojala aparezcas pronto, pequeñín