La unidad de hospitalización de salud mental para niños y adolescentes del Hospital Universitario Vall d’Hebron ha implementado una innovadora terapia asistida con perros, en una iniciativa pionera que busca complementar los tratamientos tradicionales y potenciar la recuperación emocional de los jóvenes pacientes.
Este proyecto, fruto de la colaboración entre el Servicio de Psiquiatría del hospital y la Cátedra Institucional de Investigación Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos, se enmarca en un estudio clínico que evaluará los efectos de la interacción con perros en la salud mental infantil y juvenil. El equipo canino está compuesto por dos golden retriever —India y Musa— y tres jack russell —Odette, Opala y Xata—, entrenados por la entidad Perruneando y financiados íntegramente por la Fundación Dingonatura.
Desde su incorporación en abril, los pacientes ingresados en la planta de hospitalización han comenzado a participar en sesiones semanales que, además de reducir niveles de ansiedad y mejorar la autoestima, facilitan el reconocimiento y la regulación de las emociones. “La interacción con los perros ayuda a romper el hielo, genera confianza y aporta información clínica valiosa”, explica el Dr. Marc Ferrer, coordinador del proyecto y especialista en psiquiatría infantil.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada siete jóvenes entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental, siendo las principales causas la depresión, la ansiedad y los trastornos de conducta. En la unidad de Vall d’Hebron, inaugurada hace dos años, la mayoría de los casos atendidos —aproximadamente el 70%— están relacionados con conductas autolesivas y tentativas de suicidio, una tendencia que, advierten los expertos, está en aumento y preocupa a la comunidad médica y social.
“Los adolescentes en crisis, especialmente entre los 14 y 16 años, viven una etapa de cambios intensos y confusión emocional. La terapia con perros ayuda a facilitar la comunicación, a reducir el miedo y a favorecer la confianza en sí mismos”, señala la profesora Nuria Máximo, responsable de la Cátedra de Animales y Sociedad. La base científica de esta intervención se apoya en la “biofilia”, la tendencia innata a relacionarse con los animales, que se ha comprobado que libera oxitocina, reduce el ritmo cardíaco y disminuye la presión arterial.
El estudio, coordinado por Ferrer y Máximo, también incluye cuestionarios previos y posteriores a cada sesión para medir el impacto en variables como la ansiedad y el estado de ánimo. Aunque los resultados preliminares son prometedores, los expertos aclaran que la duración de cada intervención es limitada —generalmente una hora a la semana— y que muchos pacientes solo participan en una sesión, debido a la breve estancia en la unidad, que suele ser de unos diez días.
Las sesiones tienen un carácter lúdico y terapéutico, dirigidas por guías especializadas y acompañadas por enfermeros. Comienzan con una introducción sobre la comunicación con los perros, seguida de paseos, juegos y actividades que fomentan la expresión emocional y la participación activa de los jóvenes. “El vínculo con los perros permite a los pacientes sentirse más cómodos, explorar sus sentimientos y fortalecer su autoestima”, explica Andrea Galofré, una de las guías.
El director de la Fundación Dingonatura, Paco Camarasa, destaca que el vínculo entre humanos y perros trasciende la compañía, convirtiéndose en una herramienta poderosa para la terapia y la recuperación emocional. “Ayudar a estos jóvenes en un momento tan delicado de sus vidas es una de las mejores aplicaciones que podemos dar a esta relación ancestral”, afirma.
Con esta iniciativa, Vall d’Hebron busca no solo ofrecer un tratamiento innovador, sino también contribuir a la investigación en salud mental infantil, en un contexto donde la demanda de atención y apoyo psicológico continúa en aumento. Los resultados del estudio se publicarán el próximo año, pero ya se perciben los beneficios en la experiencia diaria de pacientes y profesionales.
Susana says:
Los perros son excelentes compañeros en nuestra vida y su labor en terapia no tiene precio. Ayudan, dan paz y tranquilidad y aportan fortaleza cuando se necesita.