
Dormir acompañado de un perro es una experiencia cotidiana para millones de personas en el mundo. Ya sea acomodados al pie de la cama, pegados a las piernas o directamente sobre la almohada, muchos perros parecen tener un deseo casi instintivo de descansar junto a sus dueños. Pero ¿qué hay detrás de este comportamiento? ¿Es simplemente una costumbre o responde a razones más profundas vinculadas a su naturaleza?
Según especialistas en etología canina, dormir junto a los humanos está estrechamente relacionado con la herencia social de los perros. Sus antepasados, los lobos, descansaban en grupo para protegerse del frío, los depredadores y reforzar la cohesión social. Ese impulso no ha desaparecido. En el hogar moderno, la “manada” es la familia, y dormir cerca de los dueños responde a ese instinto de seguridad y pertenencia.
Desde el punto de vista psicológico, un perro que busca el descanso junto a su humano lo hace porque se siente seguro. La presencia del dueño le ofrece estabilidad emocional, mientras que él, a su vez, actúa como un guardián silencioso. Para muchas mascotas, la noche puede generar vulnerabilidad: ruidos, sombras o momentos de silencio total que pueden provocar inquietud. Dormir cerca de su figura de referencia calma estas sensaciones.
Varios estudios han demostrado que el contacto físico entre perro y humano —incluido el dormir juntos— favorece la liberación de oxitocina, la hormona relacionada con el afecto y el bienestar emocional. Esta interacción refuerza el vínculo, genera confianza y contribuye a reducir el estrés en ambos. Para los perros, compartir la cama no es solo comodidad; es un acto de cariño.
Calor corporal: un beneficio simple pero poderoso
Los perros, especialmente los de razas pequeñas o con poco pelaje, buscan fuentes de calor para conciliar mejor el sueño. La cama de un humano se convierte en un espacio ideal: tibio, mullido y, sobre todo, acompañado. En épocas de frío, este comportamiento se intensifica.
Si bien algunos perros duermen con sus dueños por costumbre —porque se les permitió desde cachorros—, en muchos casos es una necesidad emocional. Para animales que pasan varias horas solos durante el día, la noche se transforma en el momento de mayor cercanía. Dormir juntos les brinda la tranquilidad que no tienen en ausencia de sus dueños.
Los expertos coinciden en que permitirlo no representa un problema si las rutinas están bien establecidas y el perro respeta límites básicos. Sin embargo, cada caso es distinto: factores como alergias, problemas de conducta, higiene o calidad del sueño del dueño pueden influir en la decisión.
Dormir con un perro no es solo una expresión de afecto, sino una práctica que combina instinto, confianza y bienestar emocional. Para ellos, compartir ese espacio no es un capricho: es una forma natural de decir “eres mi familia”.

Maria Jesús says:
Es bueno saberlo, debido a que mi perrita en su momento lo hacia
Susana says:
🐶💤 Dormir con tu perro no es solo costumbre: es instinto, seguridad y cariño. Para ellos, compartir la cama significa pertenencia, confianza y calor. Es su manera natural de decir: “eres mi familia”. 🐾❤️.
Gracias MuyWuau por enseñarnos una vez más curiosidades del mundo canino.